El uso de colores partidistas en la distribución de ayuda humanitaria es una afrenta a la ética pública. Empacar despensas en bolsas guindas, asociadas con Morena, convierte la tragedia en escenario de manipulación política. Los damnificados no necesitan propaganda, sino empatía, eficacia y respeto a su dignidad.
Resulta inaceptable que recursos públicos se destinen a empaques con fines partidistas. Cada peso recaudado con los impuestos de la ciudadanía debe emplearse en rescatar vidas, reconstruir hogares y aliviar el sufrimiento, no en reforzar una marca política en medio del dolor y la desesperanza de miles.
La emergencia no admite tintes ni banderas. El deber del Estado es actuar con neutralidad, garantizando que la ayuda llegue sin condiciones, sin colores y sin propaganda. Politiza