Las turbulencias cambiarias llevaron a Donald Trump a meter mano en la campaña de su aliado Javier Milei. La intervención no fue retórica ni a través de organismos multilaterales, sino directa inyectando dólares en el mercado cambiario.

Bancos, fondos y particulares se habían cansado de los tweets con promesas y querían ver los billetes. Los dólares aparecieron y esto hizo que los que habían comprado a $1580 y se habían desprendido de bonos y acciones sufrieran fuertes pérdidas. La especulación salió mal para los que apostaron contra Luis Caputo. Otra vez.

Lo ocurrido demuestra de manera palmaria que las crisis económicas locales tienen invariablemente origen político. No hay debate teórico posible después de la experiencia Milei: la inflación, por lo menos la argentina, es de origen mon

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