Casi todos los colombianos creemos que, por lejos, la mejor opción para nuestro país es una Economía Social de Mercado, y nos produce pánico pensar que podríamos llegar a un escenario centralmente planificado, sea comunista o alguna otra variable parecida.

A pesar de que nuestro modelo —tan preciosamente consagrado en la Constitución Política de Colombia— está amenazado, solo unos poquiticos alzamos la voz para alertar los ataques y, definitivamente, ninguno nos hemos organizado para asegurarnos de ganar.

Inocentemente, de manera casi infantil, tenemos la percepción de que, al haber logrado una definición tan clara en la Carta Política, no habrá marcha atrás. Como si las bondades del modelo de nuestra fé fueran obvias para todos. Pero no lo son. Estamos en riesgo. Es urgente que nos orga

See Full Page