Pese a lo que pudiera parecer, el integrismo islámico suní y chií en el mundo árabe se encuentra en sus horas más bajas del siglo XXI, si bien es cierto que se mantiene fuerte e incluso crece en otras latitudes (África subsahariana, repúblicas centroasiáticas, subcontinente indio y en el corazón de la Unión Europea). A pesar de su relevancia todavía en algunos países y los muchos altibajos que nos depararán los próximos años, podríamos estar asistiendo al fin de 35 años de auge del integrismo islámico en el mundo árabe.
Su declive es consecuencia de una multitud de factores, entre los que cabría destacar tres: el progreso económico espectacular de las monarquías del Golfo, y en menor medida Marruecos, y la consolidación en el poder de monarcas modernos (liderados por el príncipe Bin Salma