El Gobierno de Nicolás Maduro ha intensificado en los últimos días su campaña de guerra psicológica con el objetivo de resistir la creciente presión militar estadounidense . Según fuentes diplomáticas y de inteligencia citadas por medios internacionales, el régimen bolivariano estaría recurriendo a estrategias de desinformación y manipulación propagandística para proyectar una falsa sensación de control político y social.

En paralelo, la ofensiva militar de Estados Unidos en el Caribe —lanzada como parte del plan de “conflicto armado no internacional” declarado por el presidente Donald Trump — ha entrado en una fase crítica tras confirmarse un nuevo ataque con drones contra una embarcación narcotraficante venezolana , el sexto en apenas un mes.

Maduro busca ganar tiempo con gestos y rumores

En Caracas, las señales de aparente normalidad contrastan con el nerviosismo del Palacio de Miraflores. En los últimos días, el propio Maduro y su vicepresidenta, Delcy Rodríguez , difundieron imágenes sonrientes en redes sociales, incluso posando junto a un árbol de Navidad, en lo que analistas interpretan como un intento de minimizar la percepción de crisis interna .

«Otro medio que se suma al basural de la guerra psicológica contra el pueblo venezolano. No tienen ética ni moral», respondió Delcy Rodríguez, después de que el Miami Herald publicara que ella y su hermano, Jorge Rodríguez, habrían ofrecido a Washington una “transición controlada” sin Maduro al frente del país .

Sin embargo, la agencia Associated Press ofreció una versión distinta, según la cual Maduro aceptaría acortar su mandato a cambio de conservar el poder durante tres años más , antes de ceder la presidencia precisamente a su vicepresidenta.

«Dudo que Maduro quiera negociar para entregar el poder. Él sabe que Trump es transaccional, pero no está claro qué está ofreciendo», declaró a EL MUNDO la profesora venezolana María Puerta Riera , experta en política estadounidense.

El New York Times añadió otro elemento a la ecuación: Maduro estaría dispuesto a permitir el acceso de empresas estadounidenses al petróleo, gas y oro venezolanos , una concesión que podría beneficiar políticamente a Trump y complicar la posición de China y Rusia , principales aliados del chavismo.

Washington endurece el cerco militar

Mientras tanto, la tensión militar en el Caribe aumenta . La Casa Blanca confirmó este viernes que una nueva narcolancha fue destruida por un dron estadounidense frente a las costas venezolanas , dejando varios supervivientes , que fueron rescatados en helicóptero y trasladados a un buque de la Armada .

«Maduro es un presidente ilegítimo que ha traficado con drogas demasiado tiempo», afirmó Karoline Leavitt , portavoz de la Casa Blanca.

El ataque fue el sexto en menos de seis semanas y se inscribe en la operación naval y aérea más grande desplegada por Estados Unidos en el Caribe sur desde la invasión de Panamá en 1989 , que derrocó al dictador Manuel Antonio Noriega .

Según un informe de The Wall Street Journal , el Pentágono ha posicionado destructores, submarinos, bombarderos y unidades de élite frente a las costas venezolanas. Expertos militares consultados por EL MUNDO aseguran que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) apenas dispone de cinco cazas Sukhoi operativos , muy por debajo de la capacidad necesaria para enfrentar un eventual ataque.

«Ni en Washington ni en Caracas dudan de que el siguiente paso sería un ataque selectivo sobre objetivos terrestres», apunta un funcionario estadounidense bajo anonimato.

Un “zaperoco” de intereses y presiones

El escenario político se ha vuelto un auténtico “zaperoco” —como llaman los venezolanos a los enredos de poder— en el que se entrecruzan negociaciones secretas, presiones diplomáticas y operaciones militares .

Fuentes del Departamento de Estado confirmaron que el secretario Marco Rubio ha ganado influencia sobre el enviado especial Ric Grenell , partidario de una vía negociada con Caracas. Rubio, de origen cubanoamericano, es considerado el principal obstáculo para los regímenes de Venezuela, Cuba y Nicaragua , a los que ha prometido “acabar con su impunidad”.

El desgaste interno del chavismo

Ante la amenaza de una ofensiva militar directa, Maduro ha reactivado las milicias bolivarianas y ha ordenado actos públicos de lealtad en los estados rurales. En los medios estatales, Diosdado Cabello , número dos del régimen, protagonizó una arenga empuñando un machete, en clara alusión al viejo estilo del panameño Noriega.

«Quien se meta para acá sabrá que encontrará un campesino con un machete en la mano y un fusil de la patria», declaró Cabello ante las cámaras.

Pese a los gestos de resistencia, los analistas coinciden en que la capacidad militar de Venezuela es limitada y que el chavismo intenta ganar tiempo mediante propaganda y operaciones psicológicas , siguiendo el manual de supervivencia política que ya aplicó el castrismo durante el periodo especial cubano.