Solo queda una semana de campaña antes que comience la veda para las elecciones legislativa del 26 de octubre y el oficialismo despliega su última estrategia en dos frentes, por un lado, mostrar al presidente Javier Milei como único protagonista de una narrativa de cambio y por otro, contener los daños estructurales que le genera su desgaste político y el malogrado viaje a Washington.

Quedó lejos aquel eslogan oficialista de “La libertad arrasa”. Hoy, en la Casa Rosada predomina el realismo: el gobierno de Javier Milei atraviesa la recta final de campaña con encuestas adversas, una economía que no da señales de alivio y la sensación de que el voto bronca de 2023 se transformó en desconfianza. A diez días de las elecciones legislativas, el oficialismo ajusta el libreto y apuesta todo a

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