A raíz de la reciente decisión tomada por la FIFA, la de no querer afectar la participación de Israel en la eliminatoria para el próximo Mundial de fútbol en el 2026, ante solicitud de algunas ligas europeas, porque sus selecciones nacionales se tenían que enfrentar con ese país, involucrado directamente en un conflicto genocida, deja en claro que la intervención de la política al interior de este deporte de masas y popular.
Es una clara demostración de la descomposición moral que suele manifestarse y encontrarse entre las sociedades humanas, conformadas por castas, clanes, razas, etnias y hasta por grupos delincuenciales y mafiosos, a partir de los intereses corporativos que se han ido apropiando, aprovechando e incluso trasladando hacia la emotividad que provoca una actividad de índole