Enrique A. Gutiérrez T., S. J.

Me llama la atención la manera como las personas que tienen dinero, bienes, fortuna y son lo que llamamos acaudalados, cuidan lo que han conseguido. Más llamativa es la manera como sienten necesidad incontrolable de conseguir más, de atesorar más. Parece que fuera un impulso irresistible, algo que no puede detenerse y que necesita ir en aumento. Les sucede lo que nos dice el texto del evangelio de este domingo. Veamos la historia y luego reflexionemos.

Nos cuenta el texto que “un hombre rico obtuvo una gran cosecha y se puso a pensar: ‘¿qué haré, porque no tengo ya en donde almacenar la cosecha? Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes para guardar ahí mi cosecha y todo lo que tengo”. Es el sueño de los ricos y poderos

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