El reparto terminó en una hora por la alta demanda. "No sabés lo triste que es decirle a un hijo que no podés pagarle lo suficiente para que llegue a fin de mes", se lamentó un panadero de barrio.
“No sabés lo triste que es tener que decirle a un hijo que no podés pagarle lo necesario para que llegue a fin de mes. Somos 8 de mi familia los que trabajamos acá y hay otros 3 empleados que también viven de los recursos de nuestra panadería. Por eso, uno siempre trata de participar de las iniciativas con el único propósito de mantener a panaderías y a los trabajadores de pie” , contó a Buenos Aires/12 , Antonio Insúa, dueño de la panadería Micaela en Merlo, quien con tristeza reveló que sus hijos tienen otros trabajos para cubrir sus gastos, pese a atender el negocio familiar. Su testimonio