La Costa del Sol ahora es escenario de un fenómeno tan inquietante como real: adolescentes contratados por el crimen organizado para matar. Las cifras se repiten, los rostros cambian, pero el modus operandi es casi idéntico: jóvenes de 16 o 17 años dispuestos a empuñar un arma por apenas 3.000 euros. Reclutados en redes sociales y sin edad legal aún para conducir ni para comprar alcohol, ya aprietan el gatillo de fusiles de guerra. Ha habido casos recientes. La Policía Nacional detuvo el mes pasado a un menor que habría actuado como sicario tras, supuestamente, asesinar a tiros en diciembre a un joven neerlandés que trabajaba en un club cannábico en Fuengirola. “Después de matar se gastan aquí el dinero . No tienen escrúpulos”, explican a este periódico fuentes polici
Menores sicarios contratados en un año con el doble de causas por muertes violentas en Málaga

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