CIUDAD DE MÉXICO (AP) — El Congreso mexicano aprobó la madrugada del viernes una reducción en el impuesto a los bebidas consideradas ‘light’ después de llegar a un acuerdo con la industria en el que Coca Cola se comprometió a reducir un 30% las calorías de su refresco estrella y hacer ajustes en su publicidad para priorizar los productos bajos en azúcar y garantizar que no haya niños en los anuncios.
Según explicó la presidenta Claudia Sheinbaum durante su conferencia matutina, el objetivo del impuesto no es recaudar sino “disminuir el consumo de refrescos y evitar mayor diabetes, hipertensión, obesidad en la población”.
La mandataria celebró que se lograra el compromiso de una reducción sustancial del azúcar en los refrescos y que los productos no azucarados sean más baratos que el resto y garantizó que estos compromisos serán vigilados por las autoridades para confirmar que se cumplan.
Colectivos civiles consideraron el viernes que la medida es insuficiente y temen que se incremente el uso de bebidas con edulcorantes que tampoco son deseables.
México es uno de los países que más comida chatarra y refrescos consume de América Latina y uno de los de mayor obesidad infantil del mundo, por lo que el gobierno lleva tiempo intentando limitar el consumo de estos productos por diferentes vías. Los impuestos a los refrescos iniciaron en 2014.
Este año el gobierno había propuesto duplicar el impuesto a las bebidas azucaradas —hasta los 17 centavos de dólar por litro— y gravar de la misma manera a los refrescos no azucarados. Pero tras el acuerdo, los diputados oficialistas accedieron a reducir el impuesto en estos últimos —los considerados light— a sólo 8 centavos de dólar por litro manteniendo la propuesta inicial en el resto.
La industria refresquera, a través de la Asociación Mexicana de Bebidas, había calificado la primer propuesta de excesiva. En un comunicado en septiembre dijo que limitaría el crecimiento económico de México y encarecería “la canasta básica” de los mexicanos y se ofreció a abrir un diálogo que culminó en el acuerdo del jueves, previo a la votación parlamentaria, en el que cada empresa establecería sus propuestas concretas.
Coca Cola, a través uno de sus directivos, Patricio Caso, se comprometió a la reducción de un 30% de calorías por litro de esa bebida “de manera escalonada, empezando por las presentaciones más grandes” con el objetivo de que “en un máximo de un año el 70% del volumen que comercializamos en el país ya se encuentre en ese supuesto”.
También dijo que harían modificaciones en la publicidad para no incluir a niños ni adolescentes en los comerciales y para promover los productos con menos calorías así como a trabajar para un ajuste de precios de estos últimos.
La ONG el Poder del Consumidor, la organización civil mexicana que lleva más años luchando por medidas como estas, indicó el viernes en un comunicado que el impuesto aprobado por México “es insuficiente y no alcanza el porcentaje mínimo recomendado por organismos internacionales”.
Además, mostró su preocupación de que ahora se incentive el consumo de “versiones reformuladas” de las bebidas azucaradas “con edulcorantes u otros ingredientes no deseables” cuando la evidencia científica señala posibles riesgos para la salud asociados a su ingesta.
Los nuevos impuestos tienen todavía que ser aprobados por el Senado como parte del presupuesto de 2026. El partido oficialista tiene mayoría en las dos cámaras.