El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha llegado a la Casa Blanca con la intención de convencer a su homólogo estadounidense, Donald Trump, de que necesita más armamento para forzar a Rusia a la mesa de negociación para la paz. Tras firmar la primera fase de su plan para Gaza en Egipto, el republicano se mostró abierto a dar ese paso y entregar misiles Tomahawk de largo alcance al país aliado. Pero ayer, tras una conversación de más de dos horas con el líder ruso, Vladimir Putin, en la que acordaron reunirse en Budapest (Hungría) para tratar de sellar la paz, pareció más reticente a esa idea. “Nadie quiere que le lancen Tomahawks”, dijo, definiendo el misil como un arma “ofensiva, feroz y destructiva”, y añadió que “los necesitamos para Estados Unidos, así que no sé qué podemos

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