El Gobierno ha dejado de afrontar las sesiones de control como un trance tras atravesar el momento más crítico hace meses con el caso Cerdán y sus socios ven un cambio de dinámica: "El PP está perdidísimo"
El PSOE respira tras la decisión de mantener a Ábalos en libertad y sostiene que “no hay datos nuevos” en la causa
El Gobierno ha dejado de afrontar las sesiones de control en el Congreso como un trance. Tras atravesar el momento más crítico de su mandato antes del verano con la entrada en prisión de Santos Cerdán, Pedro Sánchez y su Ejecutivo han conseguido cambiar el paso del debate público y recuperar parte de la iniciativa política perdida frente a la oposición. Y eso se ha trasladado también a las dinámicas parlamentarias, como queda especialmente patente en los cara a cara del presidente con Feijóo de cada miércoles. Desde hace semanas, el líder de la oposición da muestras de tener dificultades para colocar su mensaje frente a un Sánchez que le ha tomado la medida en sus rifirrafes dialécticos. Algo que resulta perceptible incluso en la gestualidad de ambos líderes y en la actitud de sus compañeros de filas.
Varios socios parlamentarios del Ejecutivo coinciden en señalar una anécdota que ocurrió esta semana durante la intervención del líder del PP como ejemplo del momento que atraviesan el Gobierno y la oposición. En su turno de palabra, dijo Feijoó desde su escaño que en la España de Pedro Sánchez “se castiga al honrado y se aplaude al indecente”. Y justo ese momento eligió la bancada del PP para aplaudirle a él. Enfrente, los socialistas, con Sánchez a la cabeza, se retorcieron de la risa en sus asientos.
“Es una anécdota, pero de verdad que es así todo el rato. Y es sintomático de lo que vivimos ya desde la vuelta del verano. Lo que vemos desde nuestros escaños es a un presidente cada vez más relajado ante un Feijóo perdidísimo. Ya sabemos que Sánchez es hábil, pero de verdad que es que el PP no se lo puede poner más fácil”, opina un diputado de uno de los socios del Gobierno sobre lo que ve cada semana en la Cámara Baja.
No es extraño ver al líder del PP en sus preguntas parlamentarias quedarse sin tiempo y no poder concluir su intervención. Y ha llegado a ocurrir que su equipo de Génova haya tenido que matizar o completar su discurso posteriormente porque sus mensajes se hayan quedado a medias o no se hayan entendido bien. Y Sánchez parece haber localizado en el perfil político de su adversario esa grieta que no quiere desaprovechar. “La pregunta que debemos hacernos es qué aporta usted a la política. Le aplauden para tapar con sus aplausos la nada de sus intervenciones”, le espetó el presidente esta semana en el Pleno.
Antes, Feijóo había intentado lo de cada semana. Es decir, condensar en dos minutos y medio un sinfín de ataques al Gobierno por tierra, mar y aire sin un hilo argumental muy claro. Este miércoles mencionó a Koldo García y a José Luis Ábalos pero también a la familia del presidente, a los prostíbulos y a la cuota de los autónomos. Y ocurrió algo llamativo: para hilar todo su arsenal dialéctico le copió la pregunta registrada al líder de Vox, Santiago Abascal: “¿Por qué protege a los delincuentes y abandona a los españoles honrados?”. Justo el planteamiento que decidió tomar prestado Feijóo.
“Creo que veis al presidente relajado en las sesiones de control porque enfrente tiene a un señor que dice cada semana lo mismo y que podría hacer hoy la misma intervención de 2024 o de 2023. No dice nada, no aporta nada. Y nosotros sí tenemos una gestión que defender y que confrontar con sus gobiernos autonómicos y con su modelo de país de la mano de la ultraderecha”, valoraban desde el equipo del presidente esta semana en los pasillos del Congreso.
La semana anterior, Sánchez le espetó aquel “ánimo, Alberto” que también provocó la carcajada de la bancada socialista, como gesto de sorna ante un líder del PP que empieza a tener serias dificultades en las encuestas por su fuga de voto a Vox. Fue la respuesta del presidente a la amenaza del líder de la oposición. “Se acabó la huida. Será citado en la comisión de investigación del Senado en el mes de octubre. Le resultará muy difícil, pero está obligado a decir la verdad”, le dijo Feijóo.
La burla del presidente vino a constatar hasta qué punto, según la Moncloa, ven a Feijóo en una situación de debilidad política extrema. “Ninguna de las comisiones de investigación que han impulsado con su mayoría absoluta en el Senado les han servido para nada, y ellos lo saben. Al revés, les han salido fatal. Y que desplieguen esa solemnidad en tono amenazante como si la comparecencia del presidente fuese una encerrona definitiva nos hace gracia. Lo vamos a ver el día que comparezca”, advierten en el Ejecutivo.
Este jueves el PP confirmó que el día elegido para esa comparecencia será el 30 de octubre, una fecha a la que, en principio, en la Moncloa no ponen problema. “Hace 15 días que conocimos el informe de la UCO y nadie ha dado explicaciones y nadie ha pedido perdón”, dijo la senadora del PP, Alicia García, en una rueda de prensa en la que no quiso desvelar el nombre del senador que interrogará al presidente del Gobierno.
Lo que sostienen en el Ejecutivo es que al PP “le volverá a salir muy mal” y que la cita se puede convertir en una nueva oportunidad para desnudar a la oposición y para ganar terreno político. “Si tienen dificultades en el Congreso, lo del Senado ya es para echarse a llorar. Han tenido que reunir varias veces a su grupo parlamentario para enmendar sus intervenciones en las comisiones de investigación. Y el presidente ya ha demostrado su habilidad en ese tipo de formatos. No es que no le tengamos miedo a la cita, es que creemos que le va a salir muy bien porque confrontará dos modelos de combatir la corrupción. El del PP, protegiendo a los corruptos; y el nuestro, en el que hacemos que las responsabilidades caigan sobre quién sea, por mucho que nos duelan”, razona un dirigente socialista.
Con la evolución de los sondeos desde la vuelta del verano, en la Moncloa aseguran tener claro que el desgaste por la ofensiva del PP con la corrupción está “amortizado” y que entre el electorado progresista no han calado las campañas de la derecha con el hermano y la pareja del presidente ni con el Fiscal General del Estado. Y muestran su convencimiento de que el escándalo de Ábalos, Koldo y Cerdán han conseguido “encapsularlo” de cara a sus votantes en la actuación “de dos o tres golfos” con los que el partido rompió amarras.
Aliviados por la libertad esta semana de Ábalos y Koldo por decisión del juez, opinan en la Moncloa que el caso “desgastó lo que tenía que desgastar” y que, de ahora en adelante, la partida política de cara al próximo ciclo electoral se juega en otra esfera, la de “la guerra cultural de las medidas” que sirvan para contrastar los modelos de la derecha y la ultraderecha en asuntos como el aborto, la inmigración o la vivienda.