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Exhaustos, después de haber viajado todo el día en tren atravesando medio país, los viajeros se alojan en un hotel de Tucumán. Tras la cena, preocupados por las noticias que llegan de Centroamérica, caen rendidos. A medianoche despiertan sobresaltados: un grillo trina al pie de la cama. El hombre se levanta y lo saca al corredor. El trino insiste, incisivo, monótono. Ella amaga a salir para acabar con la situación. Él le dice: “No te olvides que estos animalitos transmiten mensajes. Mañana sabremos a qué vino el grillo”. Al día siguiente, el 4 de julio de 1944, el hombre recibe un telegrama: “Partido de la Renovación Nacional postúlalo Presidente República. Rogámosle encarecidamente aceptar para bien de nuestra patria”.
La historia la cuenta Juan José Arévalo en La Argentina que yo