En el imaginario medieval, Jauja fue un territorio mítico donde la abundancia era eterna, el trabajo innecesario y los deseos más básicos se cumplían sin esfuerzo. Era, sin duda, un lugar soñado por el pueblo que, entre sus penurias, imaginaban un paraíso que era al mismo tiempo grotesco y festivo, donde la comida colgaba de los árboles y de los ríos manaba el vino. El Festival Keroxen recrea ahora su particular Jauja para dar la bienvenida al visitante, quien puede pasear durante estos meses de octubre y noviembre por el jardín del Espacio Cultural El Tanque , en Santa Cruz de Tenerife , y recrear este mito, donde se mezcla la sátira y la esperanza , y que, al igual que aquella leyenda medieval, funcionaba como válvula de escape frente a una realidad de escasez.
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