Los hombres pasan, pero las instituciones quedan, afirmó Jean Monnet, esto lo recordamos continuamente, pero quizás algunos olvidan que el padre de Europa añadía que «nada se puede hacer sin las personas, pero nada subsiste sin instituciones». La dedicación, la entrega, los valores y principios que rijan nuestra actuación fortalecerán o debilitarán las instituciones tras nuestro tránsito por ellas.
Esta reflexión que he mantenido presente, con mayor o menor acierto, en cada una de las responsabilidades que he ostentado, me lleva a preguntarme si en estos momentos somos conscientes de cuál será nuestra aportación colectiva; valga la ironía, de nuestras actuaciones y actitudes en este momento de gran incertidumbre en el que estamos y que avecina un cambio de difícil pronóstico.
Los paradig