
LA PAZ, Bolivia (AP) — El presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz, esperaba anunciar el lunes las primeras medidas que tomará para frenar la escasez de combustible y la recesión económica que afectan al país andino.
En sus primeras palabras tras conocer los resultados que le dieron la victoria la víspera ante el conservador Jorge “Tuto” Quiroga, Paz dijo que “la ideología no da de comer. Lo que da de comer es el derecho al trabajo, instituciones fuertes y seguridad jurídica” y que trabajará para que “Bolivia vuelva a recuperar el escenario internacional”.
El triunfo de Paz pone fin a casi dos décadas de gobierno del izquierdista Movimiento al Socialismo (MAS), caracterizado por la centralidad del Estado en la economía y el alineamiento político con Venezuela, Cuba, Irán, Nicaragua y Rusia.
El nuevo mandatario asumirá el 8 de noviembre y la transición se hará de forma acelerada.
“El país votó por el cambio mesurado y gradual. La clave del éxito de Paz fue su capacidad para ganarse a los votantes descontentos del MAS que están desesperados por mejorar sus condiciones económicas, pero recelan de las recetas draconianas que ponen en peligro los programas sociales” que proponía Quiroga, dijo a The Associated Press Michael Shifter, expresidente del Diálogo Interamericano, un centro de estudios con sede en Washington.
Paz, de centro, hereda un país sumido en un abismo económico, sin dólares para importar combustibles, cuya crónica escasez está afectando el transporte y la producción agropecuaria, lo que incrementa la escalada de los precios de los alimentos. El primer semestre tuvo una contracción de 2,40% del Producto Interno Bruto (PIB) y una inflación acumulada hasta septiembre de 18%, según el estatal Instituto Nacional de Estadística.
La futura administración se enfrentará a una serie de retos urgentes: conseguir acceso a dólares y reducir la inflación y el déficit fiscal, dijo a Shifter.
Otro desafío inmediato será construir un gobierno sólido, para lo que tendrá que hacer alianzas con sus adversarios, aunque políticamente afines, para alcanzar una mayoría en la Asamblea Legislativa que le permita encarar ajustes económicos.
Paz tiene el control del 39% de la Asamblea de 166 miembros y precisa buscar consensos con Quiroga, que controla el 30%, y con el empresario centrista Samuel Doria Medina, tercero en la primera vuelta con el 20% de escaños.
Paz llamó a sus potenciales aliados a “sumarse para transformar la patria”.
“Si actúa con demasiada lentitud o sus políticas se estancan y no logran sacar a Bolivia de su agujero económico, Paz corre el riesgo de perder capital político”, comentó Shifter.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, celebró el giro de Bolivia al señalar la anterior semana que “muchos países se están acercando a nuestro camino”.
“Trump está pasando su mejor momento político y en la región su principal preocupación es la seguridad y el narcotráfico es su principal enemigo y creo que ahí vendrán los condicionamientos. No puede haber zonas como el Chapare donde no funciona el Estado”, dijo a AP el exembajador boliviano en Washington Jaime Aparicio.
Nacido en España cuando sus padres vivían en el exilio, Paz proviene de una familia de tradición política; su padre, Jaime Paz fue presidente de Bolivia entre 1989 y 1993. Es economista con formación en relaciones internacionales.