Este 21 de octubre quedará marcado a fuego en la memoria -y la historia- de la familia Sarkozy. El expresidente francés ha cruzado por su propio pie las puertas de la prisión de La Santé para cumplir una condena de cinco años por asociación ilícita en el caso de la financiación libia. Una imagen insólita: el otrora jefe de Estado, ahora escoltado por la policía, flanqueado por su familia -su esposa, Carla Bruni; sus hermanos; y varios de sus hijos-, en una inesperada exhibición pública que normalmente tiende a ocultarse.
Louis, el hijo que Nicolas tuvo con Cécilia Attias, dinamitó cualquier plan de bajo perfil al convocar a través de sus redes sociales una concentración de apoyo a su padre a la que se han sumado decenas de ciudadanos y el clan Sarkozy al completo .
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