Relanzamiento del PAN. Nada parece entusiasmar del partido opositor que las encuestas marcan como el predilecto. No hay nuevas figuras que prendan, la nueva imagen tampoco fue disruptiva ni existe un discurso que despierte a la ciudadanía inconforme tras el nocaut del 2024. No se ve caudillo, no se siente frescura ni existe un concepto que contagie.
No hay un Fox que prometa “sacar al PRI de Los Pinos”, y prenda los mítines por sus botas, sus tepocatas y sus víboras prietas. No hay un López Obrador con su “primero los pobres” y ese enojo permanente que puso a temblar al establishment. No hay ni siquiera un Peña Nieto con Gaviota y copete que levante suspiros y conquiste más votos repartiendo besos camino al templete que en el templete mismo. No hay adrenalina.
En la era de la política en