París.- Los brillantes zafiros, esmeraldas y diamantes que alguna vez adornaron a la realeza francesa bien podrían haber desaparecido para siempre, dicen los expertos después de que un descarado robo de cuatro minutos a plena luz del día dejó al país atónito y al gobierno luchando por explicar una nueva debacle en el Louvre.

Cada pieza robada —un collar y aretes de esmeraldas, dos coronas, dos broches, un collar de zafiros y un arete— representa la cumbre de la alta joyería del siglo XIX. Para la realeza, eran más que un simple adorno. Las piezas representaban la riqueza, el poder y la trascendencia cultural de Francia. Su importancia es tal que se encontraban entre los tesoros rescatados de la subasta de la mayoría de las joyas reales que realizó el gobierno en 1887.

El Louvre reabrió e

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