CNN Español —

Desde hace poco más de dos meses la rutina cotidiana de Samuel Carreño, de 49 años y residente de Petare, Venezuela, ha estado convulsionada de abajo para arriba.

La tercera semana de agosto el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio la primera orden al Pentágono para enviar buques militares al mar Caribe meridional en lo que dijo era una misión contra el tráfico de droga, desencadenando una escalada de tensiones geopolíticas que han mantenido en jaque hasta hoy a toda la región.

Para Carreño y muchos como él, la perspectiva de una intervención militar estadounidense para sacar a Nicolás Maduro del poder es lejana, distante. “Yo prefiero estar en mi casa, no me gusta la violencia y jamás me gustaría que hubiera guerra ni nada, me quedo en lo mío”, cuenta, descr

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