En el taller, el fuego, la fe y la paciencia se entrelazan en un arte que ha sobrevivido más de 60 años
En el corazón de las faldas del Popocatépetl, las manos de María del Rocío Pérez Arenas y su familia dan forma a una tradición que ha iluminado el alma de Tochimilco durante generaciones: las velas de cera escamada. En su taller, el fuego, la fe y la paciencia se entrelazan en un ritual artesanal que ha sobrevivido más de 60 años en la familia Calyeca Pérez, una de las que aún preservan este arte en el municipio.
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Desde hace 37 años, María del Rocío ha moldeado la cera con las mismas herramientas con las que su esposo, José Isabel Calyeca Amelco, y su suegro, Elpidio Calyeca Lima, iniciaro