El consejero de Sanidad, Presidencia y Emergencias, Antonio Sanz, ha presidido este viernes en Sevilla la recién constituida comisión de seguimiento de los “problemas detectados en el Plan de cribado de cáncer de mama”, un órgano creado expresamente para afrontar la crisis de los diagnósticos tardíos que ha zarandeado al Gobierno andaluz de Juan Manuel Moreno. Y en la misma se ha dado una cifra actualizada de las mujeres afectadas por este problema: son 2.317 frente a las menos de 2.000 que se anunciaron inicialmente.
Durante la reunión, se ha informado de que se identificaron 2.317 mujeres con hallazgos radiológicos que generaban dudas –de las que en torno al 90% son del hospital Virgen del Rocío de Sevilla– y que habían superado el plazo recomendado por las guías clínicas para el seguimiento de esos hallazgos. De estas 2.317, hay 1.778 a las que se le realizado ya la prueba indicada por el radiólogo, mientras que el resto tienen cita antes del 30 de noviembre para hacérsela.
En la reunión de expertos, de la que se ha ausentado la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama de Sevilla (Amama) que destapó el escándalo, han participado dos altos cargos del Servicio Andaluz de Salud (SAS), una del área radiológica y otro del departamento informático, a los que se les ha encargado rebatir las denuncias de supuesta manipulación de mamografías en las plataformas digitales de ClicSalud y Diraya, donde los usuarios pueden ver su historial clínico.
Esa denuncia, registrada por Amama el martes ante la Fiscalía de Sevilla, ha motivado la apertura de una investigación tan sólo 48 horas después, y a pesar del desmentido rotundo del presidente Moreno, que el jueves en el Parlamento afeó a toda la oposición en bloque que estuvieran echando por tierra la credibilidad del sistema sanitario con el único objetivo de derribar su Gobierno a siete meses de las elecciones.
Los dos altos cargos del SAS han subrayado ese desmentido, explicando cómo funcionan por dentro tanto el análisis y la publicación de las pruebas en el sistema, como el mantenimiento de las mismas en la plataforma digital. Sin embargo, han dejado sin responder por qué los casos de mujeres que han denunciado públicamente que sus mamografías, antes del estallido de la crisis de los cribados, aparecían con señales de “hallazgos” firmadas por dos radiólogos luego desaparecieron temporalmente –coincidiendo con la caída del servicio informático– y finalmente reaparecieron, pero ya sin las marcas que indicaban la lesión ni las firmas de los radiólogos responsables.
“Técnicamente no se puede borrar nada”
La coordinadora de las unidades de mama del SAS –a la sazón, jefa de servicio del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga–, Maribel Acebal, ha explicado este viernes que “técnicamente no se puede borrar nada” en esas imágenes alojadas en el servidor. “Desde el punto de vista clínico y profesional de los radiólogos que estamos todas las mañanas en los hospitales, eso nosotros no lo podemos hacer. Eso habrá que preguntarle a los responsables de los sistemas informáticos [del SAS] si es posible o no es posible”.
Acebal, que también es médica radióloga, ha subrayado asimismo que el sistema crea una “trazabilidad”, es decir, que “cualquiera que haya entrado en una historia clínica, ahora con los actuales sistemas informáticos, se puede ver. El sistema es clave y transparente, y ahí no hay mano por ningún lado”.
A su lado, también ha comparecido ante los medios (la Consejería de Sanidad sólo ha citado a los gráficos) el responsable de Infraestructuras Digitales del SAS, Luis Santiago Sánchez, que ha abundado en que “no es posible hacer cambios” en los expedientes de las pacientes “por protección de datos”. “Sólo cuando lo solicite el ciudadano”, ha dicho. Sánchez ha admitido que el sistema “colapsó” esta semana por el “efecto llamada” que provocó la denuncia de Amama ante Fiscalía, asegurando que había historiales médicos cambiados o que habían desaparecido.
La aplicación ClicSalud suele recibir entre dos y 15 consultas la hora, pero esta semana se multiplicó hasta los 400 o 500 accesos a la hora. “Somos ingenieros, preparamos el sistema para la demanda que tenemos en la normalidad, no en una avalancha”, dijo, tras anunciar que ahora se va a ampliar la capacidad del servidor para evitar que vuelva a caerse. Sobre la denuncia de Amama, Sánchez deslizó que las mujeres no tienen capacidad para entender los cambios que han encontrado en sus historiales clínicos. “El sistema presenta errores a veces, y los que no son técnicos interpretan mal los errores, hay muchas formas de ver las cosas”, ha dicho.
“Garantías y criterios de calidad”
El responsable de la plataforma digital del SAS ha defendido el sistema, recordando que “cada vez que se genera una prueba, tiene que estar disponible porque puede solicitarla un juez”, o porque en medio de una cirugía, el doctor puede necesitar consultar un TAC.
El sistema de detección precoz del cáncer de mama realiza mamografías voluntarias a las mujeres de 49 a 71 años, en torno a 485.000 al año. De cada mama se realizan dos proyecciones, de modo que un estudio completo tiene cuatro imágenes o radiografías. A partir de ahí, cada especialista puede decidir hacer “proyecciones complementarias” y dibujar marcas en la mamografía donde vea una lesión, ha explicado Acebal.
Al ser preguntada por el caso de “la teta de Anabel”, que la diputada Inmaculada Nieto denunció en el Parlamento el jueves , la coordinadora de unidad de mamas del SAS ha asegurado que “por un caso concreto no podría poner en duda el programa de cribado poblacional de cáncer de mama”, ha dicho, defendiendo que las “garantías y los criterios de calidad del sistema son exquisitos”.

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