El Gobierno de Estados Unidos ha llevado a cabo un nuevo ataque en aguas internacionales del Caribe, marcando el décimo desde el 2 de septiembre. Según las autoridades estadounidenses, estos barcos estaban involucrados en el transporte de narcóticos, aunque no se han presentado pruebas que respalden estas afirmaciones. Hasta la fecha, 43 personas han perdido la vida en estos ataques, que se han realizado sin procedimientos judiciales ni una declaración de guerra del Congreso de EE.UU.

Las operaciones han intensificado las tensiones entre Estados Unidos y los gobiernos de Venezuela y Colombia. El presidente Donald Trump ha mantenido un intercambio de declaraciones con el presidente venezolano Nicolás Maduro y el colombiano Gustavo Petro. Las ofensivas en el Caribe comenzaron tras el despliegue de buques de guerra estadounidenses, que Washington justifica como una misión para combatir los cárteles de la droga. Sin embargo, el Gobierno de Venezuela sostiene que estas acciones buscan un cambio de régimen.

Maduro ha calificado los ataques como "ejecuciones seriales" y ha solicitado a la ONU que investigue la situación. El ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino, ha declarado que se trata de "una guerra no declarada", mientras que la Cancillería denuncia la "amenaza militar" de Washington. Por su parte, Petro ha manifestado su oposición a los "genocidios y asesinatos del poder en el Caribe".

La cronología de los ataques es la siguiente: el primer ataque ocurrió el 2 de septiembre, cuando Trump anunció que las Fuerzas Armadas de EE.UU. atacaron a narcoterroristas del Tren de Aragua. En este ataque, 11 personas murieron. El 15 de septiembre, un segundo ataque dejó 3 muertos, y Trump afirmó que el barco transportaba narcóticos ilegales desde Venezuela.

El 19 de septiembre, Trump anunció otro ataque, que resultó en la muerte de 3 personas más. El 3 de octubre, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, reportó un cuarto ataque en el que murieron 4 personas, aunque no se especificó la organización terrorista vinculada. El 14 de octubre, un quinto ataque dejó 6 muertos, sumando un total de 27 fallecidos hasta ese momento.

El 16 de octubre, se llevó a cabo un sexto ataque, donde dos tripulantes sobrevivieron y fueron repatriados a Ecuador y Colombia. Trump afirmó que al menos 25,000 estadounidenses morirían si el submarino atacado llegara a tierra. Los sobrevivientes fueron identificados como Jeison Obando Pérez y Andrés Fernando Tufiño Chila, este último con antecedentes de contrabando de drogas en EE.UU.

El secretario de Defensa anunció que la séptima embarcación atacada estaba vinculada a una organización terrorista colombiana, resultando en la muerte de 3 tripulantes. Hegseth describió a estos cárteles como "Al Qaeda del Hemisferio Occidental", utilizando la violencia y el terrorismo para amenazar la seguridad nacional de EE.UU. y envenenar a su población. La situación en el Caribe sigue siendo crítica, con un aumento de la violencia y la incertidumbre sobre el futuro de la región.