Sánchez quería someter a los tres poderes del Estado, pero no lo ha conseguido. Es cierto que el Congreso de los Diputados está sometido a su voluntad, aunque el futuro es incierto y lo será en mayor medida conforme se acerquen las elecciones generales. No ha podido acabar con las incómodas sesiones de control y añora, dicho irónicamente, los tiempos de la pandemia donde gobernaba sin someterse al control parlamentario. A la izquierda política y mediática solo le gusta cuando afecta a los gobiernos de centro derecha. Nada más cómodo que no dar explicaciones y gobernar a golpe de decreto ley. Ni siquiera les incomoda el esperpéntico mecanismo de una eterna prórroga presupuestaria. En cierta ocasión, un presidente del Gobierno me comentó la interesante respuesta de un canciller cubano cuando

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