La situación del consumo en Argentina se presenta complicada a medida que se acercan las elecciones legislativas. La dinámica de los gastos familiares muestra una notable disparidad entre sectores, con un freno en la mayoría de los rubros en los últimos meses. Factores como la incertidumbre política, la volatilidad cambiaria y los cambios en la oferta y precios en sectores clave están influyendo en la demanda.
Durante el primer semestre del año, las ventas de bienes durables e importados se vieron impulsadas por un tipo de cambio apreciado y condiciones favorables de financiamiento. Electrodomésticos, línea blanca y productos electrónicos fueron los protagonistas, aunque esta mejora se limitó a segmentos de poder adquisitivo medio y alto. En contraste, el consumo masivo y los supermercados mostraron señales de estancamiento o caída.
A partir de julio, la desaceleración se extendió a toda la economía. La subida de las tasas de interés encareció los créditos, lo que llevó a muchos hogares a postergar compras grandes y reducir gastos cotidianos. Lorenzo Sigaut Gravina, economista de la consultora Equilibra, advirtió que "la gente cada vez compra más dólares, de alguna manera eso desplaza al consumo privado".
Los indicadores privados indican que la mayoría de los rubros clave ha dejado atrás la etapa de recuperación, y el balance para el trimestre previo a las elecciones es de deterioro. Ricardo Delgado, director de Analytica, señaló que el consumo en supermercados ha acumulado cinco meses de caída consecutiva y que los patentamientos de vehículos se han estancado.
El consumo masivo ha mostrado un crecimiento interanual positivo del 1,8%, pero este aumento se apoya más en una baja base comparativa que en un dinamismo real. Leo Alaniz, de la consultora Scentia, explicó que "hay una comparación interanual que beneficia, se viene de menos 14% del año pasado y hoy está más 2 por ciento". Sin embargo, el ritmo de mejora se ha ralentizado en los últimos meses, dependiendo de la evolución del poder adquisitivo y el gasto en servicios.
Las cifras de Scentia revelan que en septiembre el consumo masivo creció un 4,4%, aunque con caídas en supermercados de cadena, mayoristas y farmacias. El comercio electrónico, por su parte, ha crecido un 14,7% interanual, convirtiéndose en uno de los canales más resistentes a la crisis. Gustavo Sambucetti, director de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE), informó que el canal creció un 46% en órdenes y un 79% en facturación durante el primer semestre.
El desempeño de la línea blanca también ha mostrado un patrón de repunte, con crecimientos en la demanda de heladeras, cocinas y lavarropas. Eduardo Echevarría, gerente de Market CS en NielsenIQ, destacó que la demanda de heladeras creció un 25%, cocinas un 9% y lavarropas un 31%. Sin embargo, advirtió que octubre mostró un freno en la demanda.
La percepción generalizada entre los consultores es que la decisión de postergar compras importantes ha aumentado en las semanas previas a las elecciones, ante la volatilidad financiera y la expectativa de definiciones económicas. Sigaut Gravina concluyó que si el Gobierno logra despejar la incertidumbre, podría haber una recuperación del consumo. Sin embargo, si no se produce una reacción favorable en el mercado, el ajuste de precios y las altas tasas de interés podrían agravar la recesión en el corto plazo.

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