El Presidente Donald Trump llegó el domingo a Malasia para iniciar una gira de casi una semana por Asia, lanzándose a un torbellino diplomático que incluyó un acuerdo de paz y pactos sobre aranceles y minerales críticos.
Desde el momento en que aterrizó en la pista de Kuala Lumpur, levantando los puños al ritmo de tambores, pareció decidido a mostrar su faceta más amistosa y carismática ante una región que ha sido sacudida por sus agresivos aranceles.
Pero más allá de la diplomacia vistosa, parecía que, en su mayoría, el fondo de la política de su administración hacia sus aliados en el Indo-Pacífico no había cambiado. En cambio, los acuerdos que firmó con varios países del sudeste asiático -Camboya, Tailandia y Malasia- parecían diseñados más bien para contener a China en múltiples frent

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