Derick Hall no solo conectó su primer jonrón de la temporada, lo hizo en el momento exacto en que el equipo necesitaba un grito. Su triple de tres carreras en la sexta entrada no fue un golpe, fue un detonante. Y mientras él bajaba de la caja de bateo, Willie Calhoun ya estaba en movimiento, con un vuelacercas que pareció salir de un sueño colectivo: dos carreras, una mirada fija al cielo, y el silencio de un estadio que hasta ese momento solo respiraba dudas.
El tercer vuelacercas llegó de la mano de Sergio Burruel , un nombre que hasta hace poco apenas figuraba en los lineups. Su doble de dos carreras no fue casualidad: fue la confirmación de que el corazón de la alineación ya no depende de un solo nombre. La ofensiva se volvió colectiva, y los Cañeros , desorientados, solo pudier

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