Tears for Fears dijo: “Todos quieren gobernar el mundo”.

En su segundo mandato, el aficionado a la música pop Donald Trump parece estar en plena forma. Y a juzgar por su baile con un grupo malayo el domingo, el presidente se lo está pasando en grande.

Los líderes mundiales se inclinan ante él, como en su viaje a Asia, que ya ha visto una lluvia de homenajes en Kuala Lumpur y la firma de una tregua entre Tailandia y Camboya que Trump ayudó a negociar, aunque reclame un poco más de crédito del que le corresponde.

Como mínimo, Trump ha comprendido la óptica de la geopolítica.

Los países se apresuran a firmar con él “acuerdos” comerciales que los dejan en peor situación.

Puede convocar a primeros ministros y presidentes con un chasquido de dedos, como cuando visitó Egipto a principios de

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