En las tierras bajas de la provincia de Santa Elena, Ecuador, donde el aire huele a sal y a resina del bosque seco, la comuna indígena Huancavilca asegura que el gobierno está construyendo una fortaleza sobre su pasado: una prisión de máxima seguridad que se levanta en suelo ancestral. Lo que comenzó como una disputa local por límites se ha convertido en algo mayor: una prueba de hasta dónde puede llegar un país en nombre de la seguridad antes de borrar a quienes estuvieron allí primero.
Títulos ancestrales contra una prisión emblemática
A pocos kilómetros polvorientos de Bajada de Chanduy, obreros con cascos vierten cemento bajo el sol abrasador de la costa. El sitio, según el gobierno, albergará pronto la “Cárcel del Encuentro” , la prisión insignia de la guerra del presidente Daniel

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