Primer misterio.

Transilvania no sólo es cuna del sanguinario conde Drácula sino también del inventor Cyrill Demian. El apellido tampoco ayuda mucho a suavizar el desdoro del terruño, de manera que algo había qué inventar. Y lo que Demian inventó en 1829 fue el Acordeón, descrito en la oficina de patentes transilvánica como “...pequeña caja con lengüetas de placas metálicas y fuelles fijados a ella...”. Ese mismo 1829 el inglés Charles Wheatstone patentó la Concertina, aerófono semejante al acordeón, con el que, reza la descripción de la patente: “Es posible interpretar marchas, arias y melodías...”. Ambos instrumentos le parecieron incompletos al renano Heinrich Band, quien en 1840 diseñó el Bandoneón. Algunas fuentes refieren que sólo lo bautizó para comercializarlo, y mencionan a otr

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