El alcalde de Palma, Jaime Martínez , y la concejala palmesana de Podemos que participó en la flotilla pro-Gaza, Lucía Muñoz, que ha estado mes y medio de vacaciones desatendiendo sus obligaciones como regidora por lo que cobra más 2.500 euros al mes, han mantenido este jueves un duro cruce de reproches en el pleno municipal.

La edil ha presentado una moción en relación al pueblo palestino que ha sido rechazada por PP y Vox en la que le echaba en cara a Martínez que no se hubiera interesado por su estado mientras estaba detenida.

Tras entregarle al alcalde el alcalde el chándal con el que estuvo durante su semana de arresto en Israel, el primer edil fue contundente con Muñoz.

«Usted es una vividora, vive del cuento. Hace teatro. El mismo teatro que ha hecho hoy aquí. Y lo que tiene que hacer es no aprovecharse de las pesadillas de los demás, de las tragedias , de los demás y de la situación de los demás para intentar rascar unos votos que no va a rascar porque usted lo único que hace cada día es perderlos, como lleva haciendo desde hace tiempo».

En la misma línea, el primer edil palmesano le recordó a Muñoz que su obligación como regidora, aunque sea en la oposición, «está en trabajar para todos los ciudadanos de Palma, no solo para aquellos que usted cree que trabaja. Esto es lo que tendría que hacer en este pleno, porque mientras usted estaba donde quería porque se puede ir donde quiera, aquí había 28 regidores que cobran su sueldo o sus dietas cada mes, y lo hacían trabajando aquí. Usted no lo hacía trabajando aquí, y sus obligaciones estaban aquí».

Por ello Martínez le instó a que « la próxima vez que se quiera ir de vacaciones o a cualquier otro sitio, a defender los derechos de cualquier territorio, de cualquier colectivo y de cualquier persona, pida una suspensión de empleo y sueldo y se va. No un mes, seis meses, si le apetece, que estaremos todos muchísimo más tranquilos , sin sus insultos y sin su actitud en este pleno».

En su turno de réplica, Muñoz ha considerado que «la mejor forma» de hacer su trabajo político es poner su cuerpo en una misión humanitaria y usar sus privilegios como cargo público para «defender» al resto de activistas.

«Y miren, de verdad, los del PP, dejen de decir cuñadeces , que dan mucha vergüenza. La historia les va a pasar por encima. Para decir las tonterías que dicen, mejor cállense», ha sentenciado.