Carles Puigdemont proclamó este lunes el fin del apoyo parlamentario de Junts al PSOE en el Congreso durante un acto en Perpiñán (Francia), una ruptura que debilita políticamente a Pedro Sánchez, pero que, en la práctica, no altera el equilibrio de poder ni los intereses del partido posconvergente en Madrid. El expresidente catalán vuelve a agitar el tablero desde Waterloo, aunque sin romper las piezas que le han permitido conservar influencia en las instituciones estatales.

La decisión se enmarca en un contexto de desgaste interno y externo. Oficialmente, Junts justifica el paso por el supuesto incumplimiento de los acuerdos de investidura, en especial, la aplicación de la ley de amnistía y la promoción del catalán en la Unión Europea. Sin embargo, en el trasfondo late el temor al avance

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