Damián Figueredo agradece haber sobrevivido al derrumbe de su casa, arrasada por el huracán Melissa en el oriente de Cuba. Sin embargo, no sabe cómo seguirá adelante: esta tormenta castigó a una isla ya exhausta por la crisis económica.

Este antiguo minero de 52 años, de complexión frágil, se desplaza con dificultad debido a un accidente en una mina de oro hace siete años, que le obligó a jubilarse anticipadamente.

En El Cobre, un poblado de 7.000 habitantes famoso en toda la isla por albergar el santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, queda lo que era su casa. Ya no es más que un montón de escombros. Ladrillos, tejas, puertas y ventanas cubren el suelo.

Precisamente, sus problemas de salud le han impedido comenzar a retirar los restos.

“Este ciclón ha acentuad

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