Durante décadas, el consumo de agua embotellada ha estado asociado a la idea de pureza y seguridad. La publicidad ha consolidado la percepción de que este producto garantiza un nivel de calidad superior al agua del grifo . Sin embargo, un análisis detallado publicado recientemente en Journal of Hazardous Materials revela una realidad muy distinta.
La investigación plantea que una persona que consume habitualmente agua embotellada podría estar ingiriendo hasta 90.000 partículas de un compuesto poco amigable para la salud en comparación con quienes beben agua del grifo.
¿Por qué el agua del grifo podría ser más sana que la embotellada?
El estudio señala que el agua embotellada podría ser una de las principales fuentes de exposición a microplásticos y nanoplásticos (NMPs) . Estos diminutos fragmentos de plástico, casi imperceptibles a simple vista, se desprenden del propio envase y terminan siendo ingeridos con cada sorbo.
El informe describe cómo se liberan estas partículas en el agua. No se trata solo de un proceso de degradación natural del plástico , sino también del efecto de factores cotidianos como abrir y cerrar el tapón , apretar la botella o exponerla a la luz solar. Incluso conservarla en el congelador puede aumentar la liberación de microplásticos debido a los cambios de temperatura.
Según el estudio, los microplásticos se definen como partículas de entre 1 micrómetro y 5 milímetros, mientras que los nanoplásticos son aquellos menores de 1 micrómetro.
El tamaño es determinante para su impacto en el organismo. Las partículas mayores de 150 micrómetros suelen ser expulsadas sin mayores consecuencias, pero las más pequeñas pueden atravesar las paredes intestinales, acceder al sistema linfático e incluso llegar al torrente sanguíneo.
Las más diminutas, inferiores a 100 nanómetros , representan el verdadero riesgo. Estas pueden atravesar barreras biológicas críticas, como la barrera hematoencefálica o incluso la placenta, lo que las convierte en una amenaza silenciosa para la salud humana.
La presencia de plásticos en el agua embotellada: consecuencias sobre la salud
Los científicos destacan que la exposición a micro y nanoplásticos no provoca una toxicidad inmediata, sino un daño acumulativo que se manifiesta con el tiempo . Entre los posibles efectos descritos se incluyen problemas respiratorios, alteraciones reproductivas, disfunciones inmunológicas y un incremento del estrés oxidativo celular.
Aunque todavía no existen conclusiones definitivas, varios estudios han detectado la presencia de microplásticos en la sangre, la leche materna, los testículos humanos e incluso en alimentos como verduras o pescado. Esto sugiere que la contaminación plástica está mucho más extendida de lo que se pensaba.
Los investigadores insisten en que aún no se conoce con exactitud cómo interactúan estas partículas con los tejidos humanos ni qué consecuencias podría tener su acumulación a largo plazo. Aun así, las evidencias son suficientes para considerar la ingestión de microplásticos como un riesgo sanitario emergente.
Falta de regulación y vacío legislativo ante la problemática de los plásticos en el agua
Uno de los mayores problemas que afrontan los expertos es la ausencia de métodos estandarizados para detectar y medir la presencia de micro y nanoplásticos en el agua. Las técnicas actuales varían en sensibilidad y precisión, lo que dificulta comparar los resultados entre diferentes estudios.
Esta falta de consenso también ha contribuido a un vacío legislativo en torno al control de las botellas de plástico. Mientras se han adoptado medidas para reducir el uso de bolsas, pajitas o cubiertos de un solo uso, las botellas de agua continúan en gran parte fuera del foco regulatorio.
Algunos investigadores proponen que el consumo de agua embotellada se limite a situaciones de emergencia , especialmente en lugares donde el agua del grifo no sea apta para el consumo. En el resto de los casos, consideran que beber agua del grifo representa una alternativa más sostenible y, según los datos, potencialmente más saludable.
Marcas de agua embotellada y sus concentraciones variables
El estudio también advierte que no todas las marcas de agua embotellada presentan los mismos niveles de contaminación por microplásticos.
Algunas investigaciones previas ya habían identificado diferencias significativas entre productos comerciales. Por ejemplo, marcas internacionales como Nestlé Pure Life o Bisleri mostraron concentraciones medias más elevadas de partículas plásticas en comparación con otras aguas analizadas.
Estas variaciones demuestran que la contaminación no depende exclusivamente del tipo de plástico empleado, sino también de factores como las condiciones de almacenamiento, el tiempo de exposición a la luz o la temperatura.
El agua del grifo, una opción más controlada
A diferencia del agua embotellada, cabe recordar que el agua del grifo en España pasa por rigurosos procesos de control sanitario .
Las autoridades locales y nacionales realizan análisis periódicos para garantizar su calidad y la ausencia de contaminantes peligrosos. Además, al no almacenarse en envases plásticos, se elimina el riesgo de liberación de microplásticos.
La Unión Europea también ha reforzado las normativas relativas a la potabilidad del agua del grifo, imponiendo límites más estrictos para metales pesados, pesticidas y compuestos orgánicos .
Todo esto refuerza la idea de que, en muchos casos, el agua que sale directamente del grifo puede ser más segura que la que se adquiere en botella.

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