2 de noviembre de 2025 - 00:51

La Argentina votó el domingo pasado condicionada por premoniciones de desastre que nunca antes se habían conjugado en una escena electoral. Conviene considerar este ingrediente para moderar euforias y depresiones: el auxilio de Donald Trump y el Tesoro de los Estados Unidos que rescató al gobierno nacional del colapso financiero, operó como una lóbrego presagio del que el electorado se hizo cargo antes que los políticos profesionales.

El país se balanceó en la cornisa de una catástrofe de proyecciones impredecibles y la mayoría prefirió el precario orden que le ofrecía un Javier Milei apadrinado por el Imperio a la incertidumbre del vacío de poder que presintió sobrevendría a la derrota del partido de Gobierno, vacío que ninguno de los sectores que antagoni

See Full Page