Madrid

Tras meses surfeando la crisis por control remoto y oteándola desde Madrid el miércoles pasado, Alberto Núñez Feijóo pudo testar en vivo y directo, a apenas unas filas de distancia, la situación insostenible en la que llevaba meses sumido su barón valenciano. Los insultos e increpaciones vertidos por las víctimas en el funeral de la DANA quebraron a Carlos Mazón y también la imperturbabilidad de Génova. Acabado el homenaje no hubo más que un breve saludo entre el president y su jefe directo, pero lo que no tuvieron tiempo de decirse a la cara se lo dijeron luego por teléfono.

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