George Banks, uno de los asesinos en masa más notorios de Estados Unidos, ha fallecido a los 83 años. Su muerte ocurrió el domingo por la tarde en la prisión estatal de Phoenix, Pensilvania. Según el Departamento de Correccionales del estado, la causa fue complicaciones derivadas de un neoplasma renal, conocido como cáncer de riñón. Banks fue condenado en 1982 tras llevar a cabo una de las peores masacres en la historia del país, donde disparó a 14 personas, resultando en 13 muertes, incluyendo a cinco de sus propios hijos. Durante el ataque, que tuvo lugar en su hogar en Wilkes-Barre, Banks utilizó un rifle AR-15. La tragedia se desató después de que Banks asistiera a una fiesta y comenzara a disparar. Las víctimas incluían a niños de entre 1 y 6 años, así como a las madres de sus hijos y transeúntes. Entre los fallecidos se encontraba un niño de 11 años que a menudo visitaba a la familia. Después de la matanza en su casa, Banks, vestido con un uniforme militar y con una bandolera de munición, disparó a un grupo de adolescentes que se acercaban a su coche, matando a uno e hiriendo a otro. Posteriormente, robó un vehículo y se dirigió a un parque de caravanas, donde se encontraron más cuerpos relacionados con el ataque. Banks se entregó tras un enfrentamiento de cuatro horas con la policía, que intentó convencerlo de que sus víctimas habían sobrevivido. Aunque fue declarado culpable de doce cargos de asesinato y un cargo de homicidio involuntario, su ejecución fue detenida por los tribunales, que alegaron que no era mentalmente competente. Esto resultó en una condena a cadena perpetua. Jim Olson, el adolescente que sobrevivió al ataque, expresó su frustración en 2012 por la falta de ejecución de Banks, cuestionando la efectividad de la pena de muerte. Durante su juicio, Banks argumentó que había matado a sus hijos para protegerlos del dolor de crecer en una sociedad racista. Además, desautorizó a su abogado en decisiones estratégicas y alegó que había una conspiración en su contra por parte de las autoridades. La historia de George Banks es un recordatorio sombrío de la violencia armada en Estados Unidos y de las complejidades legales que rodean a los criminales condenados por actos atroces.