La fuerza de una novela reside en la capacidad de sus personajes de dejar huella. Como en la vida misma, una personalidad cultivada y única tiende a sobresalir, pues es la originalidad lo que busca captar la mirada en un mundo cargado de estímulos. Por eso un libro debe ser, no sólo reflejo de nuestro entorno, sino también debe tener ese aporte de identidades experienciales. Es algo que comparten los títulos que este año se han alzado como ganador y finalista del Premio Planeta. En su 74 edición, el prestigioso galardón literario ha sido otorgado a por «Vera, una historia de amor» y a Ángela Banzas por «Cuando el viento hable», respectivamente, por dos novelas que están repletas de diferentes, trabajados y atrapantes personajes. Hoy aterrizan en librerías ambos títulos que el pasado 15 de

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