En las páginas del Antiguo Testamento, el nombre de Elías es uno de los más importantes. Vivió en el siglo IX a.C., en una época de crisis espiritual . Elías llegó para recordarle a Israel quién era el verdadero Dios de los judíos .
¿Quién fue Elías?
Elías significa “Mi Dios es Yahvé”. Provenía de Tisbé, un pueblo humilde en la región de Galaad, al este del río Jordán. No era sacerdote ni rey, sino un profeta itinerante, vestido con una capa de pelo de camello y un cinturón de cuero. Su misión era llamar al arrepentimiento y demostrar que Yahvé era el verdadero Dios de los judíos .
Israel, en esa época, estaba dividido en dos reinos : Judá al sur y el reino del norte (Israel) al norte. Bajo el rey Acab y su esposa Jezabel (una princesa fenicia), el culto a Baal y Asera se había vuelto oficial. Jezabel persiguió y mató a los profetas de Yahvé, mientras Acab construyó templos paganos. En medio de ese escenario surge Elías, un hombre solitario, apasionado y radicalmente fiel a Yahvé, el Dios de Israel. Su voz se alza para recordar a un pueblo dividido quién es el verdadero Señor. 
En ese exilio, Elías pasa por una crisis profunda . Cansado y desanimado, desea morir. Pero en el monte Horeb, Dios se le revela de un modo inesperado: no en el viento, ni en el terremoto, ni en el fuego, sino en un “susurro apacible” . Esa escena marca un cambio de tono en su vida y en la manera de entender la presencia divina. El mensaje es claro: la voz de Dios también puede hablar en el silencio, en lo íntimo, no solo en los gestos espectaculares del poder.
Según escritos y manuscritos , Elías denunció la idolatría y puso a prueba la fe del pueblo . No actuaba por ambición personal; cada milagro y confrontación apuntaba a restaurar la alianza que se había roto en el Sinaí.
Los milagros de Elías
El Antiguo Testamento, además de hechos considerados crueles , se da cuenta de varios hechos milagrosos atribuidos a Elías. Los más célebres son los siguientes.
La sequía de tres años y medio
El rey Acab y su esposa Jezabel estaban obsesionados con el dios llamado Baal, que supuestamente controlaba la lluvia y las cosechas. Elías entró al palacio y dijo: “Mientras sigan con eso, no va a llover. Ni una gota. Solo cuando yo lo diga” .
Y así fue. Tres años y medio sin lluvia . Los ríos se secaron, la gente pasaba hambre y los animales morían. Elías vivió junto a un arroyo donde unos cuervos le llevaban comida todos los días.
La resurrección del hijo de la viuda
Una viuda solo tenía un puñado de harina y un chorrito de aceite. Elías le dijo: “Hazme primero un pan, y verás que no se te acaba” . Y sucedió: la harina y el aceite duraron meses. Cada día había suficiente para todos.
Un día, el hijo de la viuda se enfermó y murió. Ella, desesperada, le reclamó a Elías, quien subió al cuarto. Puso al niño en la cama, se acostó encima de él y pidió con fuerza que volviera a la vida. El niño revivió .
El Monte Carmelo: fuego del cielo
Elías invitó a 450 sacerdotes del dios Baal y a todo el pueblo a la cima de la montaña. Cada bando preparó un toro para sacrificar sobre un altar, pero sin encender fuego .
Los sacerdotes de Baal gritaron, bailaron e hicieron sus rituales durante horas sin que pasara nada. Elías, en cambio, empapó su altar con agua, oró y un fuego del cielo lo consumió todo .
La gente gritó que el Dios de Elías era el auténtico y esa misma tarde terminó la sequía de tres años con una lluvia torrencial .
La huida al Horeb y la voz apacible
Después del gran duelo en el Carmelo, la reina Jezabel juró matar a Elías, quien, agotado y deprimido, huyó al desierto, se sentó bajo un arbusto y pidió morir. Un ángel lo alimentó con pan caliente y agua , dándole fuerzas para caminar 40 días hasta el monte Horeb (el mismo Sinaí de Moisés). 
Allí, en una cueva, esperaba una manifestación espectacular de Dios, pero no llegó. En cambio, oyó una voz apacible y delicada que le renovó el ánimo , le dio nuevas instrucciones y le recordó que no estaba solo: aún quedaban 7.000 fieles en Israel .
El carro de fuego y la ascensión
Elías no murió como todos. Un día, mientras caminaba con su ayudante Eliseo, apareció un carro hecho de fuego y tirado por caballos de fuego. Este carro los separó y Elías subió al cielo en un remolino . Eliseo se quedó con su capa y continuó la misión.
Como hemos visto, Elías no fue solo un profeta del juicio, sino también un mensajero de esperanza. Representa la fidelidad sin concesiones, el valor de enfrentarse al poder corrupto y la certeza de que Dios sigue actuando incluso en los momentos más oscuros. Su voz sigue resonando como un recordatorio de que la fe auténtica no se acomoda, sino que se arriesga.

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