Jugar como visitante en la Champions exige oficio y el Barcelona debe cambiar mucho su apatía defensiva si quiere seguir jugando a tomar riesgos sin quedar expuesto constantemente. Ni el mejor Lamine Yamal le bastó para ganar en Bélgica. Las concesiones en defensa penalizaron la increíble noche de su estrella. Como Aquiles, el talón de Lamine está en su propio cuerpo, es su equipo, que hizo aguas en defensa. Cada vez que el diez reaccionaba y empataba, el Barça regalaba de forma reincidente. Y así fue imposible hasta para un elegido.
El Brujas dejó retratada la baja intensidad de los blaugrana, que borraron de sopetón los brotes verdes en cuanto a energía que se habían visto recientemente. Lejos de comerse el césped, la presión en el Jan Breydelstadion dejó mucho que desear.
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