Manuel Vilas salió a la vida desde el amparo del seno familiar con dos “mandamientos” de su madre: que procurara no convertirse nunca en un muerto de hambre y por nada del mundo fuera el último mono. A pesar de eso se hizo escritor… Y poeta. El caso es que no le ha ido nada mal porque ha llegado a ser uno de los principales referentes de nuestra literatura actual, sobre todo tras la publicación en 2018 de su gran éxito, Ordesa, la obra que lo reconoció como uno de los grandes intérpretes del alma humana.

Pero Vilas lo habría tenido mucho más fácil para satisfacer aquellas exigencias maternas si hubiera optado por un camino más recto al elegir su profesión (o su dedicación). La política, donde casi siempre impera ese sentido práctico, sería uno de ellos. Para eso necesitaría un tercer mand

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