Un día más de cierre del gobierno. Y ya van 37 días seguidos, es el shutdown más largo de la historia y mientras se hacen cada vez más largas las colas para alimentos desde que el 1 de noviembre decayeron las ayudas por alimentos para 42 millones de personas que cobraban una media de 187 dólares cada una, los jueces le piden a Donald Trump que reanude los pagos. Y la Administración decide apelar los fallos en lugar de cumplirlos.

En su respuesta a una pregunta de la prensa este jueves por la tarde en la Casa Blanca, el presidente de EEUU dejaba claro que hay una motivación política para no pagar ese dinero: “Nuestro país tiene que mantener una gran liquidez porque puede haber problemas, catástrofes, guerras. Tenemos que mantener esa liquidez, no podemos regalarlo todo basándonos en una cifra”.

En efecto, un juez federal de Rhode Island ha ordenado este jueves al gobierno de Trump que encontrara los fondos para financiar completamente las ayudas del SNAP correspondientes a noviembre, una decisión que el gobierno ha decidido apelar de forma inmediata.

El fallo del juez de distrito John J. McConnell Jr. dio a la Administración Trump hasta el viernes para realizar los pagos a través del Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP, por sus siglas en inglés), aunque es poco probable que los 42 millones de estadounidenses —aproximadamente uno de cada ocho, la mayoría en situación de pobreza— vean el dinero en las tarjetas de débito que utilizan para comprar alimentos tan pronto.

La orden se emitió en respuesta a una demanda presentada por ciudades y organizaciones sin fines de lucro que se quejaban de que el gobierno solo ofrecía cubrir el 65% de la ayuda máxima, una decisión que habría dejado a algunos beneficiarios sin ningún pago este mes.

“Los demandados no tuvieron en cuenta las consecuencias prácticas de esta decisión de financiar solo parcialmente el SNAP”, declaró McConnell en su fallo tras una breve audiencia: “Sabían que habría una larga demora en el pago de los pagos parciales del SNAP y no tuvieron en cuenta los perjuicios que sufrirían las personas que dependen de esas ayudas.”

Y, a partir de aquí, Trump argumenta que su problema con el programa SNAP de alimentos es que le parece un lujo: “Cuando yo era presidente, la cifra era una pequeña fracción de la actual. Biden se descontroló por completo, se lo dio a cualquiera que la pidiera, a gente sin problemas, a cualquiera que la pidiera se lo dábamos, y era muchísima la cantidad de gente que no la necesitaba. Estaba destinada a personas con problemas reales, en muchos casos, personas desamparadas, personas que tenían que ser rescatadas. No estaba destinada a gente que podía hacer lo que quisiera”.

A continuación, ha señalado “a la gente que dice: 'Bueno, no creo que vaya a trabajar. Simplemente, cobraré este dinero'. Fíjate en la cifra, la que era durante mi mandato y la que era durante el de Biden. Aumentó muchísimo”.

De acuerdo con los datos oficiales, la cifra de beneficiarios en el primer año de Trump en la Casa Blanca, 2017, era de 44 millones de personas, que cobraban una media de 125,5 dólares al mes, y suponía un coste total de 71.000 millones por año fiscal –de 1 de octubre a 1 de octubre–. Cuando Trump dejó la Casa Blanca en enero de 2021, el número de beneficiarios era de 39,8 millones, cobraban 155 dólares y suponía 79.000 millones de dólares.

Y la cifra ahora es de 41,7 millones de personas, que cobran 187 dólares de media con un coste total de 100.000 millones por año fiscal.

Así, según los datos, efectivamente ha crecido la cantidad de beneficiarios, el monto de la ayuda y el gasto total. Pero no es cierto que durante su primera presidencia la cifra fuera “una pequeña fracción de la actual”.

El vicepresidente de EEUU, JD Vance, que acompañaba a Trump con presidentes de Asia Central, respondió también a la pregunta de forma elocuente: “Es una sentencia absurda”.

Y lo intentaba argumentar: “Tenemos a un juez federal diciéndonos lo que tenemos que hacer en medio de un cierre del Gobierno, cuando lo que nos gustaría es que los demócratas reabrieran el Gobierno. Y, por supuesto, entonces podríamos financiar SNAP y también hacer muchas otras cosas buenas para el pueblo estadounidense. Pero en medio de un cierre, no podemos permitir que un tribunal federal le diga al presidente cómo tiene que gestionar la situación. El presidente y toda la administración están trabajando en ello, pero no lo vamos a hacer bajo las órdenes de un juez federal. Lo haremos de acuerdo con lo que creemos que debemos hacer para cumplir con la ley, por supuesto, pero también para que el gobierno funcione para la gente en medio del cierre del gobierno”.

JD Vance, además, después de que semanas de cola por alimentos que se han visto en todo tipo de medios de comunicación, ha añadido: “Lamentablemente, el pueblo estadounidense está a punto de empezar a sufrir consecuencias muy reales debido al cierre. Después de 30 días, 40 días, se empezarán a ver retrasos muy reales en los vuelos y empezaremos a ver cómo se agotan las prestaciones sociales”.

Las prestaciones sociales ya se han agotado: el SNAP lleva sin fondos desde el 1 de noviembre, y como la Administración Trump no quiere renovar el Obamacare para 2026, las primas de los seguros financiados con ese fondo se están multiplicando por dos o por tres para el año que viene.

Cancelaciones de vuelos en 40 aeropuertos

Las aerolíneas han comenzado a cancelar cientos de vuelos este jueves debido a la orden de la Administración Federal de Aviación (FAA) de reducir el tráfico aéreo en los aeropuertos más concurridos del país a partir de este viernes como consecuencia del cierre del gobierno.

Según FlightAware, un sitio web que monitorea las interrupciones de vuelos, se cancelaron más de 790 vuelos programados para el viernes. Esta cifra, que ya cuadruplica el total del jueves, probablemente seguirá aumentando, informa The Associated Press .

Los 40 aeropuertos seleccionados por la FAA comprenden más de 24 estados e incluyen centros de conexión como Atlanta, Dallas, Denver, Los Ángeles y Charlotte, Carolina del Norte. En algunas áreas metropolitanas, como Nueva York, Houston, Chicago y Washington, varios aeropuertos se ven afectados.

La FAA indicó en la orden que las reducciones comenzarán el viernes con un 4% y aumentarán gradualmente hasta un 10% para el 14 de noviembre. Estarán vigentes entre las 6:00 y las 22:00, hora local, y afectarán a todas las aerolíneas comerciales.

La decisión de reducir el servicio en los mercados de mayor afluencia tiene como objetivo mantener la seguridad en los viajes, ya que los controladores aéreos, que ya no están cobrando, dan muestras de signos de estrés.

Esta medida también se produce en un momento en que la administración Trump está intensificando la presión sobre los demócratas en el Congreso para que pongan fin al cierre sin negociar.

“Con las continuas demoras y la impredecible escasez de personal, que está provocando fatiga, el riesgo aumenta aún más, y la FAA está preocupada por la capacidad del sistema para mantener el volumen actual de operaciones”, indica la orden.