—Usted ha señalado que el déficit fiscal tradicional es un indicador engañoso. ¿Por qué considera que no refleja la verdadera situación financiera de un país?
—Los gobiernos son libres de decidir qué pasivos, qué obligaciones y qué promesas incluir en los libros y cuáles no. Eso es solo una cuestión de lenguaje. Si yo fuera el gobierno y te quito dinero, podría decir que es un impuesto o podría decir que es un préstamo. Si digo que es un impuesto, podría prometerte beneficios en el futuro. Si digo que es un préstamo, te prometo más intereses. Esa elección de lenguaje determina que, si lo llamo préstamo, entonces tenemos un aumento del déficit. Por lo tanto, el déficit no es un concepto esencial en economía, sino lingüístico y carece de utilidad como medida. Y todo el mundo piensa que el d

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