A las 9:08 p.m. del 13 de noviembre de 1985, el volcán Nevado del Ruiz, en Colombia, erupcionó, provocando un deslizamiento de hielo y tierra. Este fenómeno, conocido como lahar, arrasó con el pueblo de Armero, matando a más de 25.000 personas. La tragedia marcó un hito en la historia de Colombia y de la vulcanología mundial, ya que Armero se encontraba a más de 70 km del volcán y sus habitantes no eran conscientes del peligro.
El lahar, que se desplazó a 17 metros por segundo, fue un flujo devastador que sorprendió a los pobladores. Muchos ignoraron las advertencias, considerando la ceniza caída como un motivo de diversión. John Makario Londoño, del Servicio Geológico Colombiano, explica que la falta de un sistema de gestión de riesgos y la desinformación contribuyeron a la tragedia. “Es muy difícil decirle a la gente que un volcán lo va a matar cuando ni siquiera ve ese volcán”, afirma Londoño.
En Estados Unidos, el pueblo de Orting, en Washington, se encuentra en una situación similar, al pie del monte Rainier, un volcán con más nieve que el Ruiz. Con aproximadamente 9.000 habitantes, Orting ha aprendido de la tragedia de Armero y se prepara anualmente para evitar un desastre similar. Las autoridades han implementado simulacros de evacuación, involucrando a hasta 30.000 personas, especialmente estudiantes, para estar listos ante un posible lahar.
Brian Terbush, del Programa de Terremotos/Volcanes de la División de Gestión de Emergencias de Washington, destaca que “la tragedia en Armero realmente puso en perspectiva lo mortal que puede ser un lahar”. Aunque el monte Rainier no ha tenido erupciones significativas en mil años, es considerado uno de los volcanes más peligrosos del país.
Los expertos advierten que Rainier tiene ocho veces más glaciares y nieve que el Nevado del Ruiz en 1985. En 2018, el Servicio Geológico de EE.UU. clasificó al Kilauea de Hawái como el volcán más peligroso, seguido por el monte Santa Helena y luego el Rainier.
Lina Marcela Castaño, del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Manizales, señala que “los desastres no son naturales. Somos nosotros los responsables del desastre, no la naturaleza”. Si se produce otra erupción, Orting estará mejor preparado gracias a las lecciones aprendidas de Armero.
La tragedia de Armero también impulsó la creación del Programa de Asistencia para Desastres Volcánicos (VDAP) en 1986, que ha permitido a los científicos colaborar en la instalación de sistemas de monitoreo para alertar sobre actividad volcánica. El Dr. Jake Lowenstern, director del VDAP, afirma que el Ruiz partió en dos la historia de la vulcanología mundial y fue el inicio de la vulcanología colombiana.
La experiencia de Armero ha llevado a una movilización académica y a la implementación de medidas preventivas en otras regiones del mundo, como se evidenció en la evacuación exitosa de casi 200.000 personas durante la erupción del Pinatubo en Filipinas en 1991, donde se aplicaron lecciones aprendidas de la tragedia colombiana. La historia de Armero sigue siendo un recordatorio de la importancia de la preparación ante desastres naturales.

Noticias de América

CNN en Español
WTOP Noticias
El Paso Ya
OKDIARIO Estados Unidos
Raw Story
Reuters US Politics
E Online
Newsweek Top
NPR
The List
The Daily Bonnet
Star Beacon