Washington, 15 nov (EFE).- Ningún apellido resuena tanto en el imaginario de Estados Unidos como el de Kennedy. Ahora, la irrupción en la escena política de uno de los miembros más jóvenes de la familia, Jack Schlossberg, promete continuar la saga de una de las dinastías más influyentes del país.

Desde que en 1961 John F. Kennedy se convirtió en el presidente electo más joven de la historia de la nación, la familia procedente de Boston se instaló en la mente de los estadounidenses como una especie de realeza política, envuelta en poder y elegancia y salpicada por la tragedia.

Más de seis décadas después, Schlossberg, su nieto de 32 años, anunció esta semana su candidatura al escaño en la Cámara de Representantes de Nueva York que dejará vacante el demócrata Jerrold Nadler, sumándose a un

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