Recientes revelaciones han sacudido el panorama político y de seguridad en Colombia. Documentos incautados a alias Calarcá, un disidente de las Farc, han puesto al descubierto la presencia de un empresario chino, Jixing Zhang, en campamentos de grupos armados en varias regiones del país. La investigación, divulgada por Noticias Caracol, detalla que Zhang habría realizado visitas a campamentos en el Catatumbo, Caquetá y el sur de Bolívar, donde se han encontrado fotografías y chats que evidencian su relación con líderes disidentes.

Las pruebas incluyen imágenes de Zhang sonriendo junto a alias Richard Catatumbo, uno de los jefes más influyentes de las disidencias. Además, los chats intervenidos revelan conversaciones sobre armamento de guerra, incluyendo discusiones sobre morteros y granadas. En un intercambio, alias Catatumbo le dice a Calarcá: “Ya cuando el amigo venga le mando unas bombas, su belleza”, a lo que Calarcá responde: “una belleza”.

La Embajada de China en Colombia ha reaccionado con cautela. El embajador Zhu Jingyang afirmó en su cuenta de X que no hará comentarios “antes de verificar la situación y recibir detalles de las autoridades pertinentes”. La embajada también indicó que el caso será revisado por su oficina de economía y comercio.

La aparición de Jixing Zhang ha generado un intenso debate político. La precandidata presidencial Vicky Dávila ha cuestionado a la Fiscalía por la falta de avances en las investigaciones relacionadas con los archivos de alias Calarcá, que también podrían implicar a altos mandos militares y figuras políticas.

Este caso añade una dimensión internacional a la crisis de seguridad en Colombia, sugiriendo la participación de actores extranjeros en el fortalecimiento de grupos disidentes. Las implicaciones de estas revelaciones son profundas y podrían tener repercusiones significativas en la política y la seguridad del país.