Esta historia se podría titular, en todas sus letras, así: ‘hijo de gata, caza ratón’.

En 1994, la puertorriqueña Marilyn Ozuna atravesaba un momento desafiante . Estaba separada de su esposo, enfrentaba un proceso de divorcio y la perspectiva de criar sola a sus cuatro hijos. Como era costumbre desde su llegada a la Gran Manzana procedente de Bayamón, su padre llevaba El Diario a su hogar en Brooklyn. En sus páginas, encontró un anuncio del Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York (NYPD) solicitando oficiales bilingües. Tras recortar la publicación, presentó su solicitud y superó todos los exámenes. Como oficial, no solo logró educar a sus hijos, sino que también los inspiró a todos, sin excepción, a seguir su vocación. Todos son miembros del cuerpo policial.

Hoy, Mari

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