El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, mantuvieron una conversación telefónica la semana pasada. El objetivo de esta llamada fue discutir la posibilidad de una reunión en territorio estadounidense. La información fue revelada por The New York Times, que citó fuentes anónimas familiarizadas con el tema.
Durante la conversación, que también incluyó al secretario de Estado, Marco Rubio, no se concretaron planes firmes para el encuentro. Sin embargo, se dio en un contexto de creciente tensión entre ambos países. Días antes de la llamada, el Departamento de Estado de EE.UU. designó al Cártel de los Soles como una organización terrorista, un grupo que Washington vincula con el gobierno de Maduro. En respuesta, el gobierno venezolano acusó a Estados Unidos de inventar esta estructura criminal.
Hasta el momento, ni Estados Unidos ni Venezuela han confirmado oficialmente la conversación. Si se confirma, este contacto podría marcar un cambio significativo en la tensa relación bilateral. La noticia de la llamada se conoció justo un día después de que Trump anunciara que las Fuerzas Armadas estadounidenses “empezarán muy pronto” a detener a los narcotraficantes venezolanos por tierra, tras meses de operaciones marítimas.
Trump afirmó en una llamada del Día de Acción de Gracias que “empezaremos a detenerlos por tierra. Por tierra es más fácil, y eso comenzará muy pronto”. Esta declaración se produce en un contexto de operaciones militares intensificadas, donde Estados Unidos ha bombardeado más de 20 lanchas y ha causado la muerte de más de 80 personas en su lucha contra el narcotráfico.
El fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, consideró positiva cualquier posibilidad de diálogo, tras las declaraciones de Trump sobre la posibilidad de hablar con Maduro para “salvar muchas vidas”.
Además, se han reportado negociaciones discretas entre el gobierno venezolano y la administración Trump, donde se ha propuesto la formación de un gobierno de transición sin Maduro. También se ha mencionado la posibilidad de abrir el sector petrolero y aurífero de Venezuela a empresas estadounidenses.
La situación se complica aún más con el despliegue del portaaviones USS Gerald R. Ford en el Caribe y las demostraciones de ataque con bombarderos estratégicos B-52H, lo que aumenta la presión sobre el gobierno de Maduro. La tensión militar entre ambos países sigue en aumento, mientras se espera el desarrollo de estos contactos diplomáticos.

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