En el extremo más salvaje del occidente cántabro se abre el valle de Polaciones , un territorio alto, frío y profundamente rural donde el tiempo avanza más despacio. Un lugar donde los hayedos arden en otoño , los menhires vigilan desde alturas de más de 1.500 metros y una pared de ingeniería de 116 metros protege la garganta del río Nansa como si fuera la entrada a otro mundo.
Pocos rincones en Cantabria condensan tan bien su esencia montañesa: naturaleza intacta, aldeas diminutas y un pasado que emerge entre piedras, túmulos y brezos.

Un valle de aldeas dispersas y otoño encendido

Polaciones no es un pueblo, sino un municipio-valle formado por trece aldeas : San Mamés, Pejanda, Belmonte, Callecedo, Cotillos, La Laguna, Lombraña (la capital), Puente Pumar, Salceda, Santa Eulalia, Tresabuela, Uznayo y El Trece. Todas ellas unidas por un paisaje de prados altos, casonas montañesas de piedra y chimeneas que humean cuando llega el frío.

En otoño, el valle se enciende:

  • Los hayedos se tiñen de rojo .

  • Los robledales doran las laderas .

  • Las brumas se deslizan por las aldeas de madrugada.

Es un escenario perfecto para senderistas, fotógrafos y viajeros que buscan desconexión.

El secreto megalítico de Cantabria: los Puertos de Sejos-Cuquillo

Uno de los tesoros mejor guardados del valle comienza en Uznayo , desde donde nace el antiguo camino hacia los Puertos de Sejos-Cuquillo , un altiplano entre 1.300 y 1.600 metros .
Allí, en un paisaje de brezos y viento, se esconde uno de los conjuntos megalíticos más fascinantes del norte peninsular:

  • Menhires alineados frente al cielo.

  • Túmulos funerarios .

  • Restos arqueológicos protegidos como Bien de Interés Cultural desde 2013 .

Un «santuario» prehistórico a cielo abierto donde el silencio se impone de forma natural.

El rugido del bosque: berrea en el Parque Natural Saja-Besaya

Polaciones comparte frontera natural con el Parque Natural Saja-Besaya , uno de los grandes pulmones verdes de Cantabria. En otoño, sus amaneceres se llenan del bramido de los ciervos , un sonido grave que retumba entre hayedos y cántiles.
Es el lugar perfecto para rutas tranquilas, miradores escondidos y paseos donde lo único urgente es respirar hondo.

La presa de La Cohilla: una pared de 116 metros sobre el Nansa

En lo alto del valle, una de las obras de ingeniería más sobrecogedoras del norte aparece entre montañas: la presa de La Cohilla , una barrera curva de 116 metros de altura que se asoma al abismo de la garganta del río Nansa .

Desde su coronación se obtienen algunas de las mejores panorámicas del occidente cántabro : roca, agua, silencio y una inmensidad que lo envuelve todo.

Aldeas de calma: San Mamés, Belmonte, Puente Pumar

El encanto del valle también se encuentra en sus aldeas:

  • San Mamés : casonas de sillería, pajares, leña apilada y un ambiente de invierno auténtico.

  • Belmonte : tejados rojos abrazados por hayedos y amaneceres que parecen pintados.

  • Puente Pumar : arquitectura montañesa en perfecto estado y vida rural en su versión más genuina.

Son lugares donde todavía se escucha el silencio y la vida sigue marcada por estaciones y ganado.

Por qué Polaciones será uno de los destinos más buscados en 2026

  • Naturaleza intacta para quienes buscan rutas tranquilas.

  • Patrimonio prehistórico único en los Puertos de Sejos-Cuquillo.

  • Paisaje de alta montaña accesible y sin masificación.

  • Aldeas auténticas que conservan tradición y arquitectura.

  • Miradores naturales como la presa de La Cohilla.

Polaciones no es un destino para ver con prisa: es un valle para escuchar, caminar y comprender la Cantabria más profunda.